Iguazú: Patrimonio de la Humanidad

miércoles, 3 de abril de 2024

LA MAYOR FOSA COMÚN DEL MUNDO

 

Además de ser la cuna de Onofre García-Argüelles, esposa del gran Leopoldo Alas “Clarín”, el pueblo de El Entrego, o L’Entregu, en Llingua Asturián, enclavado en el corazón del Valle del Nalón, tiene ahora un nuevo honor, dudoso éste, que es el de albergar, en su seno, desde el uno de abril de 2024, la que puede ser mayor fosa común de España y, me atrevería a decir, del mundo. Y esto, como veremos, lejos de un triunfo, es una deshonra.

Esta notoriedad, no se debe a que compañeros antropólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Famyr o ARMH, hayan descubierto un cúmulo de huesos aventados por la represión del franquismo, no. El trauma y el horror, en este caso, no han nacido en la dictadura, sino por la mercantilización de los derechos, sentimientos y emociones de los seres humanos. Aunque en el fondo, viene a ser lo mismo.

Para no extenderme en demasía, pretendo utilizar esta columna como ariete de reivindicación y encarnizada protesta. De hecho, no quiero canibalizar lo que ya describí, en diciembre pasado, y volver a relatar lo ocurrido con el camposanto, durante los últimos treinta años. Ni como, en uso de una “rentabilidad” empresarial irracional, se ingresaba dinero, por cada entierro y no se invertía en la infraestructura. Y así, luce en estado de ruina. Sobre esta tropelía, hace unos días, el compañero Tomás Antuña fue más elocuente que yo, en este mismo medio.

Al respecto, quien no lo haya visitado, lo tiene difícil porque desde ese fatídico primero de abril, el entorno simbólico de recuerdo, cariño y rito a nuestros seres queridos está cerrado con cadena y candado. Acto tan inhumano, que hasta se habría salido de la ironía de Berlanga, la sorna de Almodóvar o la sátira de Segura.

Pónganse en el lugar de todos aquellos vecinos que diariamente peregrinaban, cuesta de La Revenga arriba, para hablar con sus padres, hijos, abuelos… Y ahora, en un acto de suprema empatía, sientan la ansiedad y el trauma que les nace al tener ese desahogo impedido, no por la cruel cadena, que seguro arrancarían con las manos, sino por el despotismo de empresas, instituciones y una sociedad enfermos, todos ellos, de blasfemia. ¿A qué extremos estamos llegando…?

Se empieza invisibilizando a los muertos, ignorando la pena de sus familiares y derribando el derecho a tener un lugar para su recuerdo. El siguiente paso… ¿Será la “rentabilización” de los ancianos, enfermos, disminuidos, marginados…? Ojo y las clases populares, que medias ya no existen. ¿Qué sociedad están “pre-fabricando” nuestros políticos, peones laboriosos del Sistema? ¿Qué esperar de quien usa los muertos para enriquecerse?. Respondan ustedes mismos a estas preguntas. Por mi parte siento asco y los repudio a todos ellos montados en sus caballos blancos.

viernes, 19 de enero de 2024

¡DAVOS CUENTA, DAVOS PRISA! - 2024

 

Estos días, se celebró en Davos, ciudad suiza, en el cantón de los Grisoles, una cumbre más del Foro Económico Mundial, fundado 1971. Bajo el lema “Reconstruyendo confianza”, más de 2.500 líderes políticos y empresariales, de 120 países, se reunieron entre los días 15 y 19 de enero. La agenda oficial presentada, con algarabía y fanfarrias ante la opinión pública, hacía hincapié en objetivos tan ambiciosos como la búsqueda de la paz en el mundo, frenar la inflación y la cooperación internacional entre agentes públicos y privados. Todo para el bien de la humanidad, claro. Ovaciones y aplausos, por favor… ¡Vale… Hasta aquí, ya fue suficiente!

Concedido el reconocimiento, breve y pingüe, que se merecen todos los esforzados actores del evento, hora es de destripar, en pedazos y partes, como haría “Jack”, lo que realmente se cocina en esos fogones. Y no quiero estacionarme en noticias que, tras cada evento, denuncian el uso de más de 1.500 aviones privados para transportar a tan egregios personajes; flota que, por cierto, poluciona “lo que no está escrito”. O que, supuestamente, profesionales del sector “servicios de relax” hayan tenido que afanarse en hacer horas extra, para desatascar contracturas y tirones, a los protagonistas, producto de horas de poses forzados ante las cámaras.

Porque estas y otras revelaciones, como los líos de almohada y cama, son mamparas y cortinas de humo para esconder los aquelarres que realmente allí se obran. Y malgastar nuestra capacidad de reflexión y juicio racional en tales sucesos es lo que el Globalismo pretende. En cambio, tenemos que esforzarnos en comprender e interiorizar los mecanismos y las encrucijadas a las que nos enfrentamos en el convulso mundo actual.

Por ejemplo, entender que algo oculto y perverso hay tras la propuesta de calificar como peligrosa y dañina a la Inteligencia Artificial y así restringir su uso. Por contra, la I.A. debe ser considerada la fuente de información global capaz de resolver los problemas, que penden sobre la humanidad, con una celeridad no imaginada hasta ahora. Este planteamiento integral, agregado e inclusivo, evitaría que definitivamente termináramos convirtiéndonos en corderos sumisos en vez de seguir siendo gatos libres e independientes. Pero evidentemente eso, al Sistema Neocon, no le mola. Por cierto, tenía ganas de hablar de la planificada metamorfosis de felinos en lechales; quizás en otra columna. Eso sí, antes que nos injerten el chip, en el cerebro, que en cada edición nos prometen.

Sigamos analizando su dogma con más metáforas como la de la “vaca esférica”. Atemorizar a la población con una distópica enfermedad “X”, el agotamiento de recursos o el fin de los tiempos, se me antojan maniobras ruines y chantajes propuesto por los “amos del mundo” y voceados, por sus siervos, en foros anuales. Y no olvidemos que muchos de estos vasallos, otrora en la lucha callejera, hablaban de castas o de eliminar instituciones obsoletas, como el Senado. Y que hoy, como lacayos, comen sobras y migajas, residuos del magno festín de sus dueños, en la mesa de domésticos del Sistema.

Luego, de regreso a sus moradas, exhaustos, pero con la satisfacción del deber cumplido a sus señores, dedicaran horas y días en lamerse las heridas y prepararán la próxima cita; no sea que alguien les quite el collar.

martes, 2 de enero de 2024

¡Querido Baltasar, 2024!

 

El origen de la tradición de los Reyes Magos y los regalos

Otro enero más vuelvo a enviarte una carta pidiéndoos, a ti y los otros Magos de Oriente, Melchor y Gáspar, muchos imposibles. Ya ves... ¡Quién lo diría!. Un republicano como yo, escribiendo y suplicando a unos monarcas. En fin, es lo que hay.

Quizás me aproveche, en exceso, de vuestra infinita paciencia; esa misma con que me seguís agasajando, cada seis de enero, con una cariñosa misiva, a la par que regalos. Sí, la que colocáis al lado de los tres vasos vacíos de leche y la bandeja con dulces que la noche anterior os dejamos, desde tiempos de mi “güela Oliva”, junto a los zapatos de la familia. Y como de bien nacido es ser agradecido, siempre hay agua y pasto para los camellos porque los pobres estarán ya exhaustos de tanto repartir ilusión y dádivas, muy necesarias, indispensables diría yo, en tiempos tan duros como los que padecemos. Pues, vamos allá.

Este año pretendo reciclar. Y no porque me deje engañar por las mentiras – no tienen otro nombre – que emanan de las “cumbres del milenio”, “de la tierra”, “sostenibilidad” o como quieran llamar a sus “picnics” y jiras los amos del mundo. Sí, los mismos que viajan en jets privados y se desplazan en coches de alta gama y superior cilindrada, a la vez que se “parten la caja” ideando macabras penalidades que debemos sufrir, los que les servimos, para “salvar la tierra”.

Y no me refiero solo a los políticos-figurantes que posan, con aire altivo y de superioridad, en las fotos de verbenas y rituales a Belcebú. No, éstos son simples peones y comparsas, lacayos alimentados, estómagos agradecidos, por el Sistema, tan culpables como sus dueños – los chicos del Club Bilderberg - porque saben, permiten y alcahuetan, como celestinas, a cambio de las migajas del festín. Así, como ovejas, obedecen todas las normas del Globalismo porque son piezas de un macabro ajedrez, sustituibles por quienes juegan la partida y son conocedores de gambitos, celadas, clavadas y mates porque los llevan ejecutando desde la época de los gremios de orfebres medievales de los que descienden.

Pues bien, querido Baltasar, partiendo de esta catarsis personal y mental, quizás por el exceso de años -ya sabéis lo que sabe el diañu por vieyu”- y la mala hostia acumulada en ellos, en esta ocasión no voy a pediros un nuevo juego de políticos; no. Y me explico:

Por un lado, porque como presos del “Síndrome de Estocolmo”, no reemplazamos los usados por los nuevos; los mezclamos. Quizás eso explique que seamos uno de los países de la U.E. con más políticos por habitante… Y con ellos, asesores, a “mogollón”, claro.

Finalmente, haré caso a aquellos consejos que me dabais, cuando niño, “los madelmanes y geypermanes no se mueven por sí solos, no tiene vida propia Heri… No piques; no nos los pidas en la carta, te defraudarán”. Jo, recuerdo estar esperando que los comandos, exploradores o militares de turno rompieran la caja, saltaran al exterior y se pusieran en combate, a mis órdenes. Por cierto, quien espera, desespera.

Así, por traslación, derivación y comparación, me barrunto que los actuales políticos, como aquellas figuras antropomorfas de metacrilato, no llegan a cumplir con las expectativas despertadas en las campañas de marketing. Y además, o vienen defectuosos de fábrica o se deterioran inmediatamente por el uso o la mezcla con los antiguos…

Casi mejor, entonces, que os llevéis todos los que no sirven; asesores y palmeros incluidos y dejéis una buena Ley de Educación capaz de potenciar la formación del capital humano; y con ello el tercer sector cívico ajeno a la manida política de partidos. De no ser así, los chicos del Club y sus peones, acabarán con la libertad individual y bajo la bandera del Globalismo, lograrán convertirnos en una manada de ovejas, encerrarnos en ciudades de proximidad y cárceles de cristal asfixiante, mientras ellos respiran lo que les plazca, donde les de la gana.