Con
uno descomunal, desproporcionadamente grande, rojo y en el pecho, al
uso de los socialistas portugueses de la revolución de los
susodichos, se nos presentó el presidente del imperio español y
tierras limítrofes en una rueda de prensa reciente. Bien está
tomarse aunque sea la introducción de la columna en broma porque el
resto de la vaina raspará como el aguarrás en la garganta. Pues
bien, parece que se encuentra el Don Mariano, el Sr Rajoy, de “bolos”
por Cipango y Catay, como los antiguos mercaderes venecianos conocían
a Japón y China, en busca de inversores para la marca España.
Maravilloso es que los que nos rigen – los que más saben – se
molesten por sacarnos de un entuerto sin padre conocido pero que,
como buen bastardo, toca las ubres y las amígdalas más de la cuenta
a todos los hijos conocidos y putativos del imperio español y
anexos. Hasta ahí, todo bien, igual que verificaría un galeno al
hacer una prospección prostática habitual. El problema está en
que, antes o después de tirar los tejos a los “posibles”, o en
ambas ocasiones, existe la mala costumbre - protocolaria ella - de
tener que atender a la prensa plagada de “rojos” antisistema que
en vez de seguir el guión preguntando, asintiendo mejor, sobre la
bondad de los datos macroeconómicos, tienen la desfachatez de
cuestionarlos. Dudan, entre otras cosas, de que el aumento del paro
en septiembre sea un buen dato o que el crecimiento previsto por el
gobierno para el 2014, en torno al 0,7 % - rebajado por los
organismos internacionales – es beneficioso para crear empleo. ¿Qué
sabrán los economistas, torpes ellos, que sitúan en el 1,5 % la
tasa mínima para generarlo...? ¿Quién se creen los periodistas
para asaltar al Sr. Presidente con mezquinas acusaciones sobre su
supuesta amistad con el Sr. Bárcenas...?¿Qué sabrá la población
sobre la necesidad de “limpiar”, cada cierto tiempo, los discos
duros de un ordenador...A caso no limpian ellos sus casas...?¿No
debe le buen padre buscar el sustento de sus hijos fuera de casa?.
Sobretodo cuando la posibilidad de encontrarlo en ella ha
desaparecido por los tijeretazos recetados por el druida de la aldea
Neocon. La duda me surge, Don Mariano, del compromiso contraído con
quienes nos dejen la “pasta”. Porque ninguno es tonto, como
nosotros, y pedirán intereses de demora y de usura. Y ¿cómo los
pagaremos?. Ud y los doctores de sistema sabrán, que yo no.
Lo
más
triste
es
que
así el
clavel
nos
lo
endiñan
a
tod@s.
¡Ay!
Y si
al
menos
fuese
el
nardo
del caballero
en
el
escote
de
la
violetera!...Pero
ni
eso,
amigos,
porque
la
pobre
Saritísima
ya
no
quiso
ver
más
de
este
sarao,
marca “España”.
Lo
terriblemente
kafkiano
es
que
si
solo
fuese
una
representación
grotesca
del
sainete
patrio,
tal y como
las
“pelis”
de
Pedro
Almodóvar
o
Alex
de
la
Iglesia,
nos
quedaría
el
consuelo
de
que
“na
más
salir
del
cine,
too
pasaba”
y
la
cutre,
zafia
o
descarriada
cinta
cinematográfica no
nos
amargaría
más
allá
de
los
euros
que
pagamos
por
la
entrada.
Pero
no,
como siempre, la
realidad
supera
a
la
ficción
y
como
en
una
pesadilla
de
esas
que
tienes
cuando
la
fiebre
te
despierta
embadurnado
en
tu
propio
sudor,
a
las
cuatro
de
la
mañana,
te
sientes
igualmente
desorientado
y
quieres
llamar
a
mamá
a
voces.
Pero
te
das
cuenta
que
ella
te
dijo
hace
muchas
lunas
que
deberías
buscarte
tú
mismo
las
viandas.
Y
la
misma
humedad
que
te
envuelve,
como
el
pijama,
te
aterroriza al ver
borrosamente
a
Freddy
Kruger
aproximándose
a
ti
con
un
clavel
reventón
en
la
boca,
aleteando
la
zarpa
ante
tus
vidriosos ojos.
Lo
triste
es
que
después
del
paracetamol,
la
pesadilla,
Freddy
y
el
sudor
biscoso desaparecen
pero
en
tu
cabeza
quedan
las
mismas
frases
silbadas
del
Presidente,
tan
vanas
por
repetidas
que
ya
no
engañan
a
nadie,
tan
manidas
por
incumplidas
que
ya
te
fabrican
ácido
a
espuertas
en
el
estómago
cuando
enciendes
la
tele
o
desarrollas
las
hojas
de
un
periódico
sobre
la
mesa.
Y
eso
es
malo
para
la
salud
y
para
el
alma.
Sepa
Sr. Rajoy cuatro verdades - quien dice cuatro podría decir cuarenta
- que se enseñan el la Universidades españolas a los embriones de
gestores de futuro. Otra cosa es que se les permita aprenderlas y
desarrollarlas. En fin, “al ataquer...”, como decía el filósofo
“Chiquito de la Calzada”. Los datos económicos, sociales,
sanitarios, son buenos o malos por la naturaleza epistemológica que
los define, no porque alguien los maneje o tergiverse a su gusto. Así
el incremento del paro es un dato negativo siempre. Por último, y
para que nadie diga que le tengo manía – o envidia - al Sr.
Presidente, comentarle que bien probado queda, por un lado, el
esfuerzo que “Juan Español” está realizando cotidianamente. No
sé, no sé, si nos recuperaremos de él en varias décadas. Pero no
estoy, ni por asomo, de acuerdo con su definición de la estabilidad
de un Estado, porque Ud la basa en la mayoría parlamentaria que
mantiene su gobierno. Y si así juramos la mayor, entonces las
dictaduras serían el paradigma de estabilidad, y eso no mola, porque
suele hacer pupa.
Para terminar con un poco de guasa, reconocer lo que me “chivaron”
las musas a mitad de artículo. Ellas, las más bellas, me dijeron:
“capullo, no es un clavel reventón lo que orla el florido pecho
presidencial; es una rosa roja de pasión...” Jo, pues ya me
chafaron la columna, porque era en aquélla en la que se recreaba mi
opinión...Lacerado de mi, puesto que hasta se podría haber cantado,
con la aguardentosa voz de Joaquín Sabina y los coros de Chabela
Vargas, en tono de copla. ¡Ay! - otra vez y mil veces – espero
por nuestro bien que no se torne en una flor de lis.
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Heri
Gutiérrez Garcia.