Iguazú: Patrimonio de la Humanidad

martes, 20 de mayo de 2014

Espíritu Egocheaga

El Dr. asturiano Jorge Egocheaga, Jorgín para los amigos y compañeros del Club de atletismo del Uni hace décadas, ha volado otra vez, como cuando en los ochenta y noventa saltaba por encima de los cuatro metros, con su pértiga; pero esta vez más, y así como un águila imperial coronó el último ochomil, de los catorce que hay en la tierra, que le quedaba.
El domingo pasado, después de varios intentos logro cumbre en el Kanchenjunga de 8.586 metros de la mano del zamorano Martín Ramos. Se convierte, con tal gesta, en el quinto español que lo ha logrado.
Hablar de Jorgín y y dejar toda su estampa reducida al mundo del deporte sería como medir un iceberg por lo que sobresale del mar. Hay mucho más debajo. Los que lo conocemos personalmente o los que lo han hecho a través de la alta montaña saben que no duda en echarse al monte para rescatar a un amigo, compañero o cualquier infortunado de ese deporte, perdido o malherido sin antes haber terminado el proceso de descompresión y aclimatación a las distintas alturas con todo lo peligroso que ello implica para su persona.
Claro como yo que lo conozco desde hace media vida, podréis pensar que me siento influido o que hablo bien de él por ello. Pero como vivimos en la era de la comunicación global, os conmino a que "pinchéis" en cualquier red o servidor su nombre y veréis que me he quedado corto, quizás porque, por eso, por conocerlo sé que a él no le gusta que se le alague y nunca por falsa modestia sino porque de verdad se siente abrumado con los reconocimientos y homenajes. Porque entiende que lo que hace desde la honestidad, que es parte intrínseca e ineludible de su persona, como unos echan la partida, hacen crossfith, ciclismo y otros nos empeñaos en correr como Usain Bolt, cuando somos un amasijo de músculos deteriorados por la edad y las lesiones. Pues por eso, Jorgín, precisamente por ello -y en ello tu grandeza- has dejado una nueva muesca en el cielo de las altas cumbres, allí donde mucho intentan llegar y se quedan por el camino, ante la dificultad, o dónde otros ni nos atrevemos a soñar conscientes de nuestras limitaciones. Felicidades y un abrazu. Heri