Iguazú: Patrimonio de la Humanidad

jueves, 27 de agosto de 2020

EL DORADO

 El Cine de Hollywood: Cabalga osado a la busca de... El Dorado

Es una peli de Howar Hawks de 1966 en la que, entre otras cosas, un veterano pistolero llamado Cole Thorton regalaba a Alan Bourdillon Traherne "Mississipi" una escopeta recortada, que había pertenecido a un pistolero miope, por que su destreza al disparar era horrorosa, vamos como la mía al haber librado la “mili”. Os preguntaréis si esta columna abre una nueva tendencia sobre la crítica del séptimo arte o me ha dado el sol sobre el cogote de forma asaz y ha ablandado mi cerebro. No, no temáis, eso ya venía de fábrica.

El párrafo anterior sirve para introducir el contexto de este fin de verano en España. Hace un mes, en otra columna de este mismo medio, me barruntaba una segunda ola de contagios cuando nuestros políticos de vacaciones decían que todo lo que ocurría era algo normal y marginal, con tendencia a desaparecer. ¡Qué con pan se lo coman!

Por si no os acordáis, os refresco la memoria. El primer dueño del arcabuz de “Mississipi” había sido ahorcado por que en un episodio trágico, acaecido en el “Saloon de Kitty”, disparó hacía dónde sintió ruido -dada su falta de visión- y se había cargado a Tom el pianista. Algo similar ocurre en este país dónde primero se dice “digo” y luego, media hora después y sin rubor, “Diego”. Las mascarillas no servían en abril, ahora son inexcusables; jueces que niegan la mayor, enmiendan la plana o asienten ante la misma medida, pero en distinta CC.AA… Y en este diálogo de conejos al borde de la madriguera, “qué si son galgos o podencos”, estamos ya en una situación en la que la OMS nos califica como el país con peores datos de infección del mundo. Y en esto no mola ser los primeros.

Proliferan las fiestas ilegales, reuniones de cientos de personas a ritmo del “chumba-chumba”; incluso algunos ciudadanos increpan y golpean a las fuerzas de seguridad cuando se les recuerda lo que esta legislado en el BOE sobre normas de distancia social o de barrera. Claro está; como en España todos somos mejor seleccionador de fútbol que el que cobra por ello, es fácil pensar que también tenemos postdoctorados en microbiología, patología. serología o similares y que los profesionales de la sanidad están para atendernos cuando los necesitemos sin pensar que nosotros somos responsables, con nuestros comportamientos, de que se vuelvan a saturar o no las UCIs. Ahora, recién han vuelto de sus vacaciones, políticos patrios de babor y estribor, enfundan sus trajes a medida y corbatas bien planchadas para seguir las estrategias que afiancen a sus respectivas escuadras en el mejor lugar posible para futuros, olvidando que dentro de una semana empieza el espectáculo – no el futbolero – en las aulas y que muchos de sus usuarios eran los protagonistas de los saraos de verano. Por cierto, la reunión de la señora Celaá, Ministra de Educación, con los Consejeros de las CC.AA. se ha hecho esperar hasta el último jueves de agosto. Y ¿qué queréis que os diga?. Miedo me da todo.