Macondo, la aldea que inventó su inigualable ingenio, está de luto y la bandera de los Derechos Humanos que la representa ondea a media asta.
¿Quién no conoce "Cien años de soledad" , "La hojarasca", "El coronel no tiene quien le escriba"..."El otoño del patriarca"...? Todos ejemplos vivos de su estilo, el Realismo Mágico que tanto "juego" ha dado sin quererlo a los que vivimos en los estadios liminales de la Antropología e intentamos con poco acierto - en mi caso - hacer Etnografía de un lugar o una costumbre.
Mi recuerdo y homenaje a su memoria no es interesada ni oportunista como parece la del Sr. ministro de educación español J.I. Wert, para quien Gabo era "Un gran escritor de Lengua Castellana y ... A pesar de ser amigo de Fidel Castro era defensor de los Derechos Humanos..."
Yo creo que la Cultura de la Humanidad y los que la defienden deben estar, una y otros, por encima de las ideas políticas de éstos y también que García Márquez, como cualquier persona, pudiera sentirse amigo de otros que a los demás nos resulten casi repugnantes. Porque su OBRA va más allá de la guayabera que lucía en la ceremonia de recepción del último premio que aceptó, el Nobel. O de que no quisiera ser objeto de entrevistas televisivas, de cualquier cadena mundial, en "prime time" como un "triunfito" cualquiera.
Para finalizar esta breve columna, solo despedirme con una de sus explicaciones sobre el oficio de escritor desde su perspectiva. Más o menos era así "Debes conseguir que el lector quiera saber lo que queda en la página siguiente y quede absorbido por la historia que estas contando...
Gracias MAESTRO.