Hace
unos días estuvo por
en Principau d'Asturies
un Economista español,
profesor en Harvard,
que invitado por EL
Club de Calidad de
Asturias dio una
charla sobre el
papel de España dentro
de los nuevos sistemas
de equilibrio en
una Economía Internacional
cada vez más globalizada.
El ponente, un mocetón
de dos metros de
envergadura, tipo ala
– pívot de los
Dallas Maverics
o Detroit Pistons,
no era otro que
Mauro F. Guillén,
que ni es familia
ni pariente lejano de
la saga de actores,
de igual apellido.
Conocí a
Mauro en tiempos mozos
de estudios en la, por
entonces, innovadora
Facultad de Económicas
del Cristo, porque a
pesar de que él era
leonés decidió cruzar
los Picos de Europa
en vez de atravesar
la meseta para ir
a Salamanca o, en
su defecto, a Madrid
como parecería lógico. Pero,
aunque resultase a todas luces ilógico, por
aquellas, había un
ramillete de grandes
profesionales de la Economía
en Asturias, que desequilibraban en favor de
Oviedo cualquier posible disyuntiva. Quien lo iba a pensar, desde la
perspectiva actual, verdad???. Estaban, entonces, Joseé
Luís García Delgado,
Manuel Jesús González,
Álvaro Cuervo, Juan
Vázquez, Germán Ojeda,
Rafael Anes. Jesús
Arango y muchos otros, de
igual prestigio, que durante
años tuvieron mucho que
decir en el contexto
regional, nacional
o internacional. Con
tal plantel de primerísimas
espadas, cualquier
maletilla, un poco
informado, se decidiría,
sin pensarlo mucho, por
“subir a Cristo”,
como decíamos por aquellas,
para hacer algo más que tomarse sidra o comerse unos pinchos en “El Miguel”.
Pululaba por allí, pupitres
más atrás o adelante,
otro gran economista
en ciernes, Manolo Campa,
que décadas después sería
Secretario de Economía,
en el último mandato
de Zp. Ya entonces,
a algunos, nos quedó
claro el concepto
de las dos velocidades
que tanto se esgrime
en la dialéctica
trascendental de occidente.
Porque Manolo y
Mauro iban tres o
cuatro marchas más
rápido que el
resto de los mortales
que ocupábamos plaza
en remozadas aulas, verdes de color y de
ilusión.
Pero que
no nos ciegue la
nostalgia, quiero dedicar
esta columna a reproducir
sus palabras, como humilde
homenaje de un
admirado compañero.
Sería impensable, a
la par que vanidoso
por mi parte, pretender
enmendar las perlas
de sabiduría, que
lo son, que nos
dejo plasmadas.
En una
entrevista posterior,
concedida a una
periodista de La Nueva
España, se centro
en varios aspectos
importantes que nuestro
modelo económico
debe revisar urgentemente.
Y debe llamarnos
la atención el que
lo haga un librepensador
que imparte docencia
en Harvard y no
un economista de
tres al cuarto de
les Cuenques Mineres, que ahora os aturde.
Y como él, no
en vano compartimos
maestros, en docencia, estoy
apostando por un
urgente giro en
las directrices de
política nacional
en dos campos sumamente
importantes para nuestra
economía; el primero,
el del mercado de
trabajo, cuya flexibilización
y liberalización no
nos llevan a ningún
lugar más que a
aumentar las listas
del paro y el
segundo, la necesaria
aplicación de instrumentos
de progresividad en
la política fiscal, es
decir que pague más
los que más tienen
y no se estrangule
a las rentas medias
y bajas. Todo ello, reconociendo que no podemos
olvidarnos de medidas
que garanticen la
transparencia político
social del momento
para evitar lo que
todos estáis pensando
ahora mismo.
La conclusión
a toda esta retahila
de planteamientos es
la siguiente. Si no “tomamos el
toro por los cuernos” y dejamos que siga meciendo la cuna, a su antojo, la
niñera Merkel, en un arrebato de locura, hija de la tecnología alemana, el
camastro puede volcarse dando con los huesos del infante en el suelo. Luego el
serafín llorará y todos empezaremos a ponernos nerviosos. Y ¿por qué los
economistas de la tardo-generación “X” somos de esta opinión, tan próxima a los
planteamientos del Movimiento 15-M?. Sencillo, pensad que Alemania, como
España, es una Democracia Parlamentaria, que renueva sus órganos de
representación ciudadana con periódicas consultas electorales. Esto hace que
quien quiera ser su Canciller, versión teutona de nuestro Presidente del
Gobierno, debe seducir a las masas y bailarles el agua, por lo menos hasta
haber ganado la consulta. Después puede montarse la película que le venga en
gana. Mirémonos el ombligo, si no.
En éstas, “Anggy” Merkel no puede hacer otra
cosa que intentar adular unos oídos, los de los Nibelungos, para los que toda
canción que entone, en su estribillo, salmos en favor de las ayudas el Sur no
es bien aceptada y nunca entrará en las listas del “hit – parade” de su país.
De ahí que la nueva dama de “fierro” europea se nos descuelgue de la rama con
más recortes y menos moratorias para condimentar la dieta mediterránea. Y lo
patético del tema, es que los “Arguiñanos” de turno y sus con-pinches de cocina,
para demostrar lo buenos que son y ganarse una estrella michelín, se esfuerzan
por sazonar y dar más picante a sus platos, olvidándose que nuestros estómagos
no aceptan más excesos y que hay, en nuestra España, más de seis millones de
personas se retuercen con úlceras de difícil curación en las listas del paro.
Aunque, perdonad mi falta de tacto y respeto,a mi juicio, no les importar
mucho, nada quizás. Solo debe interesarles el puesto de jefe de cocina en las
calderas de Pedro Botero, versión fabulada de una cartera en el Banco Mundial,
Naciones Unidad, etc. Pues que así sea, y si tanto lo anhelan que las próximas
elecciones, a modo de erecciones nacionales, les garanticen una jubilación para
poder “estudiar” a tiempo completo para tales oposiciones.