Una trifulca sin par y batalla desigual contra el feroz y voraz Sistema Neocon que nos ahoga

Iguazú: Patrimonio de la Humanidad
miércoles, 28 de noviembre de 2018
LA IMPERANTE NECESIDAD DE UN V.A.R. EN EL CONGRESO
En vista del tinte intelectual que están tomando los discursos de
sus señorías en Congreso y Senado, se me antoja harto necesario
introducir esta innovación tecnológica, el V.A.R., como elemento de
uso indispensable igual que taquígrafos, micros y cámaras. Y es que
en los campos del honor, como en los del fútbol, cada vez es más
habitual que amigos de la ventaja intenten hacer de las suyas
vulnerando las normas de juego. Vamos lo que vendría a ser, en el
campo del amor, la pelea de dos colegas a los que-yos molaba la misma
moza y uno-y echaba unos polvos raros en el “cacharru” al otro
para dejarlo fuera de combate en “El Cielo” o en “El Madison”,
por ejemplo.
La oratoria, que es hablar con elocuencia, se sustituye por
hondonadas de descalificaciones escatológicas, palabras malsonantes
y recuerdos varios a las madres, padres y árboles genealógicos del
contrincante. Partidos de tenis interminables que, por escasos de
contenido y valores, aburren a la concurrencia y que solo sacan del
sopor a los valientes que los enfrentan cuando sus señorías,
embutidos en disfraces de dudoso gusto se afanan por lanzar bolas de
estiércol hacia la bancada opuesta. Y no penséis que me deslizo en
estas líneas, recordad que hace unos días el ariete del Pp Rafa
Hernando acusó a la Ministra de Justicia, Dolores Delgado, de
proponer una política mezcla de serrín y caca de la vaca. Y que
decir del contubernio entre Rufián y el Ministro Borrel en el que
los saques desde el fondo del hemiciclo se liftaban con
calificaciones de “fascista” y los reveses a dos manos con el
gemido agónico de “golpista”. Así, después de un largo
intercambio de bolas, la Presidenta del Congreso, investida como
ocasional jueza de silla, determinó que el abuso de raqueta del Sr.
Rufían implicaba sanción de “juego, set y partido” con lo que
él y su equipo abandonaron la Sala. Ojo, no olvidemos que también
el “diestro” y díscolo Hernando abusó de su instrumento de
juego y no fue apercibido en ningún momento. Será por el color de
la diadema que cada uno llevaba en la cabeza.
Pero volvamos al torneo de maestros entre Josep y Gabriel. En pie,
como un emperador romano, Borrel esperaba el paso del grupo de
Esquerra, mirándolos uno a uno, desde su escaño de marfil, como
esperando una nueva afrenta. Cuando había desfilado, más o menos,
media delegación, encabezada por un Rufían pasado de aspavientos,
el Ministro gritó “Eh, tú”, señalando a Jordi salvador, cual
Cristobal Colón redivido, por que según sus palabras éste le había
salivado.
Los medios se hicieron rápidamente dueños de la secuencia, como
miles de tiburones en festín sangriento cuando se encuentran un
cachalote herido de muerte. Las imágenes, vistas hacia atrás y
adelante, a cámara superlenta o tiempo real, cual moviola, no
aclaran mucho, la verdad; aunque los seguidores de cada bancada,
“hooligans” profesionales del aplauso fácil y voceo absurdo, ven
lo que les interesa y pone “calentones”. Unos, el “lapo”
estrellándose sobre la chaqueta del Ministro,
algunos más perspicaces, incluso brillando en la cara de Borrel;
otros observan la prepotencia de Josep, en modo acusica, contra los
que le vencieron en la oratoria.
Que lejos, en el espacio y el tiempo, queda, ya para la Historia, la
respuesta en el Senado de Camilo José Cela cuando un sacerdote,
también Senador, le increpó por estar dormido en su escaño, quizás
entrenado para sus siestas de media tarde con “pijama, padrenuestro
y orinal” como el escritor solía recordar. “No estoy dormido,
estoy durmiendo, que no es lo mismo; como no lo es tampoco estar
jodido que estar jodiendo”, le espetó D. Camilo.
Y mientras la dialéctica de nuestros políticos es tan barriobejera
que en nada se distingue de los “poligoneros” que van reventando
los altavoces y tímpanos de viandantes, con sus “bugas tuneados”
de impoluto fluorescente. De ahí que, además del bar que distribuye
los pinchos, bocatas y cafés a sus señorías, sea de urgente
instalación un V.A.R. para evitar que haya caídas en el área,
manos de dios, cual Maradonas de trapo y O.V.N.I.s de dudosa
respetabilidad.
Bueno, ahora que lo pienso la versión doblada de esta columna bien
podría ser “Lapos, japos, napos y escupitajos varios”
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