La
Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) ha presentado, a mediados
de 2016, su tercer estudio sobre la Pobreza Energética en España,
según el cual, en el año 2014, más de 5 millones de personas se
declaraban incapaces de calentar sus hogares en invierno. La serie se
inició en 2012 y lejos de mostrar
una tendencia descendente, como debería ser, lo hace hacia el
infinito, como desgraciadamente es de suponer a tenor de los tintes
mostrados por la evolución económica patria.
Para
que el choque con la realidad sea más cruel y
sobretodo para mancillar las vergüenzas de todos los que creéis –
u os dejáis engañar – que la manida frase de D. José María
Aznar “España va bien” es cierta, podéis
analizar
más datos del informe. Yo solo os los
presento,
que los tengáis en estima o no ya es cosa vuestra. Pero recordad
aquello de que “cuándo las barbas de tu vecino veas pelar….”.
Los
indicadores, recopilados para este estudio, indican
que un 21% de los hogares españoles estaban experimentando
condiciones asociadas a la pobreza energética en 2014. Un 6% de
ellos - 2,6 millones de ciudadanos - destinaban
más de un 15% de sus ingresos familiares al pago de las facturas
energéticas, aproximadamente tres veces más que la media española.
Finalmente decir que el informe
también detecta grandes desequilibrios territoriales. Y no olvidemos
que esta realidad se debe “adornar” con los más de trece
millones de españoles viviendo al borde del abismo del umbral de la
pobreza o los más de setecientos mil hogares que no tienen ni un
euro que llevarse a casa. Sí, sí, tenéis razón los amigos del
Sistema que musitando,
entre
dientes, pensáis
que
me repito mucho, pero igualmente montan el mismo bucle quienes oran
el salmo
cutre y soez que
pretende
relativizar
la pobreza,
en su conjunto, con
el blasfemo eslogan de “¿en comparación con que país...Angola o
Suiza…?” riéndose luego. Y
eso, amigos y detractores míos, es mucho peor y asaz cruel por
que deja, a
quienes lo rezan,
como alfeñiques,
que deberían
pasar hambre de verdad, tanta
como
sufren
los niños en el cuerno de África a los que se les hincha el abdomen
por la inanición. En fin, “ye lo que toca”.
Siendo como
es la situación terriblemente tenebrosa, lo kafkiano del tema es que
solo cuándo ocurre una desgracia como la tristemente acaecida hace
unos días en Reus en la que una anciana, a la que se le había
cortado la energía, hacía meses, murió calcinada en un incendio
provocado por la vela que utilizaba para darse luz, ni siquiera para
calentarse. Claro ahora sí, en éstas es cuándo las Instituciones,
“politicastros” y figurones de cartón piedra salen a la palestra
a lanzar eslóganes solidarios para quedar bien más que nada.
Mientas, cuándo todo obraba anónimo, más oscuro y gélido que la
vivienda de la infortunada mujer, o como la de millones de
compatriotas en invierno, nadie quería saber nada del tema. Salvo y
exculpo en mi queja las honrosas excepciones de Cruz Roja, Cáritas y
otras ONGs que pintan la cara cada tres o cuatro días de los
ministros del momento, rojos o azules. Sí, estos mismos que parece
pasan el tiempo libre jugando al FIFA, PES o videojuegos similares y
que nos hacen intuir que solo conocen la realidad virtual, no la que
sufren sus compatriotas.
En estas
circunstancias saltan, como dardos envenenados, cruces de reproches
entre la empresa que cortó la luz, los Servicios Sociales que no
estuvieron al loro y hasta se ve salpicado hasta el pobre párroco
que no pidió a Dios lo suficientemente por ella. Solo faltaría que
se le incoara a la fallecida un expediente sancionador por haber
encendido una vela en casa incumpliendo la reglamentación y
normativa ciudadana de seguridad e higiene en el hogar. La vergüenza
más vil.
Y como todas
las monedas tienen cara, siendo su cruz la que soportan los los
exiliados del modelo, en el envés de la miseria y como dónde hay
pelo hay alegría, los Bancos vuelven a tener beneficios, tras meses
de “sanear” sus estructuras. Es decir que ganan “pasta”
dejando trabajadores en la calle y cerrando oficinas por doquier,
después de que unos y otras les hubieran servido para llevar a cabo
sus oscuros objetivos en tiempos de bonanza. Sí, esa época que
algunos aún rememoran y pretenden recuperar, conocida como la de la
especulación y sus hijas las burbujas económicas, que nada tiene
que ver con las de champán o cava navideño que unos gozan mientras
muchos no pueden más que ver por la tele. En esta nueva espiral de
triunfo bancario nacen imitadores de “mariosconde” y se
derrumbará otra vez por efectos de otras crisis, igual que la
anterior y la que la precedió hasta el origen de todo mal, el Crack
del 29. Es posible que se adoren a los nuevos “magos de las
finanzas”, que seguro darán con sus huesos en la trena. Pero, en
este paroxismo sexual, a ninguno de todos nuestros representantes se
le ocurre exigir, a esos mismos Bancos, que paguen parte de ese 95%
de ayudas públicas que recibieron y nunca se recuperarán. ¡ Jo
calla…! No sea que se mosqueen y no financien campañas o guarden
en la nevera puestos de consejeros para el futuro.
Y ya nada
que decir de crear bonos energéticos en el país donde los ricos lo
serán más y los pobres también, pero míseros. En fin, nuevamente
deberíamos sentenciar como loa clásicos “Carpe Diem”, al menos
mientras tengamos vida y alma para reivindicar.
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