Iguazú: Patrimonio de la Humanidad

jueves, 6 de junio de 2019

RELATOS MINEROS EN SOTRONDIO


Hace unas fechas Iván Hidalgo, un amigo de L’Entregu, me llamó con una proposición honesta y a la vez ineludible. Había hablado con Casimiro Palacios, otro buen amigo y vecino para, además de pedirle mi móvil, indagar sobre mi disponibilidad. La oferta, presentar un libro, “Relatos Mineros” de su primo Juan Carlos Lorenzana “Zana” en nuestra tierra asturiana. Concretamente elegían San Martín del Rey Aurelio para ello por las raíces familiares del autor y por que a nadie se le puede escapar que pocos terruños como estas Cuencas Mineras nuestras tienen vida, sangre, orgullo, dolor, valor y muerte como condimento para formar un acervo cultural llamado y conocido como minero en todo el mundo.
Uno que se apunta a un bombardeo, cuando las causas son justas, y que sabe lo que es que las Instituciones le hagan luz de gas y tener que jugar partidos siempre fuera de casa, no podía de ninguna manera negarse ante tal envite. Amén, claro, de la correspondiente y necesaria dosis de hospitalidad.
Pero. ¿Quien es Zana?. A vuela pluma, el primu de Iván, fue un minero de la Hullera Vasco Leonesa y además alcalde, por I.U., de Pola de Gordón. Hasta ahí nada raro; bastante habitual en tierras mineras. Pero, ay amigos, lo que hace singular al Sr. Lorenzana es que tuvo la gallardía de abandonar partido y alcaldía, cuando el aparato nacional de aquél no defendió la minería patria frente la guadaña de la U.E. Y eso no todos serían capaces de hacerlo; solo tenéis que echar un vistazo a la política y sociedad española.
¿Cómo vas a enfrentar la presentación? Me decía hoy Iván en un wasp. Confía en mi, le contesté. Pero a vosotros para seduciros e invitaros a que os acerquéis hasta la Casa de la Juventud de Sotrondio a las siete y media de la tarde, os contaré algo. Podría tocar la sensibilidad de la concurrencia e introducir al autor desde la perspectiva económica y decir algo así como: Este es un relato que reivindica la necesidad de la existencia de un sector minero estratégico en España, para no depender de las importaciones de carbón a precios más o menos justos y para evitar la pérdida de empleo y tasas de actividad, amén de la despoblación de las tierras que crecieron y a la vez alimentaron el desarrollo del país. Pero eso está muy manido y usado por los malos políticos como piedras arrojadizas que se cambian de mano en situaciones de gobierno y oposición. Y ninguno de los que estarán en esa mesa son políticos y el único malo es el que firma esta columna. Me acercaré desde la Antropología ya que la llamada “cultura minera” es, como cualquier otro concepto central, un abstracto. No es algo que dependa del código genético o la Biología, es una construcción humana y como todas ellas se puede crear, recrear pero también modificar y destruir. Y todas estas acciones alteran a los colectivos que las han tomado como propias. Ahí está la importancia de las artes, saberes, compromisos y relaciones de cualquier constructo cultural. Algo que ni partidos políticos ni Instituciones comprenden; y así con su torpeza llevan a la desaparición de grupos étnicos, no confundir con razas, que comparten elementos culturales propios. Por eso para un antropólogo acabar con la sociedad minera es un delito de lesa humanidad tan grave como sembrar cunetas con republicanos o ciudadanos no afines a una causa, exterminar a una etnia, la judía, en campos del horror o montarse guerras comerciales internacionae para bien de tus negocios. Espero veros, por que allí haremos un “full Monty” de alma y corazón.

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