Iguazú: Patrimonio de la Humanidad

martes, 8 de noviembre de 2016

LA POLÍTICA Y LOS POLÍTICOS


Cuándo uno es joven, inocente e idealista cree que, cómo para los griegos Platón o Aristóteles, la Política no es algo abstracto, sino más bien una aptitud de gobierno en la que confluye la ética y de la que emanan las normas y la jurisprudencia para lograr que las sociedades en su conjunto alcancen los objetivos que se han planteado. Y estos no son otros que el logro de una opción de vida justa para sus ciudadanos, un reparto equitativo de recursos y el acceso no diferenciado a todos los derechos; pero también, aparejadas, llevan obligaciones. Con el paso del tiempo, a medida que la piel se va tornando cuero viejo por los efectos del Titán Cronos, hijo de la misma mitología griega y parido de la unión de Gea y Urano, y curtiéndose a base de latigazos en el lomo y el posterior bálsamo mitad vinagre y sal para alivio de las heridas; después de esto, digo, te das cuenta que todo se siente como un gran camelo y la política pierde su grandiosa e imperial “P” tornándola en una mundanal “p”. Y así los deseos loables de igualdad, solidaridad y respeto al ciudadano parecen caerse de las alforjas de algunos que adquieren el estatus de político... Te haces consciente de qué no hay soberanía que valga, qué nadie es amo de su destino y qué tampoco le importas a nadie...Ah; aviso a navegantes, asumes que no aprender esta lección rápidamente solo te hará ser un infeliz el resto de tus días y sufrir como un desdichado mientras respires, entrecortadamente, hasta que exhales tu última fuerza de vida por la boca. Así parece que todo esta marcado, desde un principio, en la vida política y que quienes obran tales prodigios, en Bruselas, Washintong D.C., Madrid o Berlín, conducen engendros del mal que se alimentan de restos humanos.
Y lo más triste es que todo este desorden de géneros, personas y roles no es algo que los mundanos “no-mágicos” observamos, desde los abismos, en aquellos que vuelan en las alturas; no. Va más allá – o más abajo - incluso hasta las mismas simas de las cavernas del mito de Platón, allí donde estamos todos sumidos y amarrados con roñentas cadenas a la roca. Porque los que han salido a su umbral y calentado el bigote o la jeta con los tibios rayos del sol de la mañana, se consideran elegidos por los dioses y ya no retornan a la oscura cueva donde los demás estamos encadenados de por vida. Así los gambitos de dama, caballero, varón o barón son esencia y herencia asimétrica en vertical y horizontal. Los pactos, que no de La Moncloa, son plato principal en los menús de todas las cocinas políticas patrias cuando el interés es mantenerse en el candelero o como el comanche de la “peli” de Clint Eatswood “El Fuera de la Ley” decía: “Se debe perseverar si se quiere ser civilizado...” Hartos ya de que nos “perseveren” y como no es lo mismo estar dormido que durmiendo, jodido que jodiendo, que diría D. Camilo José Cela, en El Senado, es hora de coger las riendas de la ciudadanía y exigir un respeto absoluto a las derechos del ser humano. Evitar que nos sigan fornicando unos y otros si a nosotros no nos apetece porque pagamos cama, ponemos el cuerpo y además la comida. Y eso es un giro emocional muy difícil de digerir para quienes no tenemos un estómago hecho para la carne humana.
Cohortes de compatriotas mancillados sin trabajo, que es derecho constitucional, sin ingresos o en el abismo de la pobreza, que se me antoja como delito de lesa humanidad. Justo es clamar por unos derechos que nos pertenecen. Y lo más triste, otra vez la frase se repite en esta columna, es que cuesta encontrar un referente válido en todo el panorama patrio que represente o defienda los preceptos que recoge nuestra Carta Maga. A las pruebas me remito según las últimas noticias. Sí, lo mismo valdría decir, para los que sois creyentes, que quien esté libre de pecado tire la primera piedra. Todos tenemos un pasado y un presente que nos lastra el futuro tornándonoslo en un fantasmagórico espectro sin cabeza. Así por extensión y a la sazón no es lícito, decoroso o moral al menos entrar en una actividad tan honorable, como debería ser la Política, para satisfacer objetivos de trascendencia en política – otra vez diferencio la “P” y la “p”-. Para esto puedes irte al “Sálvame...”, “HyMyV”, “La Voz” “O.T.” o a la “Isla de los ¡políticos!” donde te divertirías igual y harías menos daño a quienes te votaron y al resto de ciudadanos. Ya ves que posibilidades tienes muchas. Una pena de aquel país dónde “hacer Política” se confunde con “hacer carrera en política”. Porque un Político lo que debería hacer es estar al servicio del ciudadano, nunca soportar el palio de los amos del mundo. Y que recuerden y se graben a fuego en el alma los embriones de futuros políticos que ni una corbata o tacón de aguja, por muy kitsch que se pretenda ser, implica ser un gran orador con fundamento. Ojo, tampoco lo tiene por que ser el arremangarse y lanzar consignas a los cuatro vientos como las hostias consagradas que un cura reparte en misa.

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