Y no es ya solo que sea más débil el hilo del que pende, sobre
nuestras cabezas, la espada de Damocles de la U.E. que, a modo de
recortes, nos va a dejar más tiesos que una mojama, no. Lo más
absurdo de todo es que no hay en todo el abanico de la política
patria, al menos eso me parece a mi, nadie que pretenda hacer frente
a los problemas de los trece millones de compatriotas que las están
pasando putas – perdón por la expresión – ni ayudar a las más
de setecientas mil familias que no ingresan ni un euro al mes, poner
freno al desempleo y la precarización caníbal del mercado de
trabajo o sentar las bases de un crecimeinto económico sostenible,
no solo basado en la coyuntura de un turismo estacional que se
beneficia de las tristes circunstancias que crucifican a los países
que baña en Mediterraneo. Y para que seguir.
Pero claro, nunca pasa nada dicen ellos, los que saben; así que
esto son suposiciones mías, sí ya sabéis las de un botarate de
tres al cuarto que suelta dardos a diestra y siniestra como los que
se regalan el Sr. Iglesias y su partenair el Sr. Errejón desde el
tiuter. O desde los medios los mismísimos Srs. Ribera, Rajoy, Garzón
y Sánchez. A no, perdón, es verdad que Don Pedro ya no está,
sufrió un golpe de mano, autoinducido o perpetrado por quien
pretende “coser” y remendar desde el sur un partido histórico al
que a nadie parece tener respeto y que me temo se rompa, al menos en
dos, Partido Obrero Español y Partido Socialista Español, con lo
que la merma de votos puede ser mayor y dividida entre dos o tres por
el cisma.
En frente, como estaba Estambul en la “Canción del pirata” de
Espronceda, un Partido Popular que se mantiene por un voto militante,
fiel contra los elementos, al que de seguir en esa línea, se le
puede atragantar el otoño, como en su caso fue el 11 M. Esta vez por
los juicios a miembros de su organización en los cuatro puntos
cardinales del país. Y porque negar la mayor y con ella las
investigaciones policiales y fiscales, clamando ante las injusticias
de supuestos complots políticos, a parte de ser de mal estilo, nunca
fue buena estrategia política. Y proponer para cargos de vértigo a
quienes están en el cadalso político, a parte de dar mala imagen,
genera cierto regusto a prepotencia rancia, típica de las peores
épocas recientes.
Y para más INRI, los chicos de la nueva política, los que venían
como un soplo de aire fresco para rehabilitar y dinamizar la
Democracia y las Libertades españolas, parece que reproducen, puno
por punto y coma por coma, todos y cada uno de los errores de la
antigua escuela. Tanto que, aunque los ritmos quisieran ser
distintos, a nosotros la música nos suena igualmente ratonera.
En éstas, solo nos queda esperar que los vientos amainen o rezar lo
que sois creyentes para que no nos convirtamos en una nueva versión
de la tragedia griega reciente. Porque las revisiones de las óperas
primas suelen ser más duras y perversas.
Pase lo que sea y sea lo que pase, un año perdido en esta carrera
de fondo es mucho, sobretodo cuando las Organizaciones
Internacionales están empezando a poner en entredicho la política
Neocon de la globalización y sus ciclos de crecimiento cada vez más
atípicos. Y porque el tiempo se acaba y el chicle se ha estirado
tanto que no da para más. Y también porque cada vez hay más
consciencia de que aunque hay pastel para todos, el mal uso de los
instrumentos de reparto ha dejado ciudadanos del mundo olvidados en
una esquina de mierda castigados a quedarse sin él, ad eternis. En
fin, nada bueno se puede esperar de un mundo donde un reaccionario
machista, falócrata de las armas, con una rata sobre la cabeza puede
ser el líder de la primer potencia militar del mundo.
Bueno amigos, espero que todo esto sea solo una rabieta sin
fundamento, una erección nocturna pasajera producto de los efluvios
de la presente mocedad que me caracteriza, aunque me temo que, como
el sueño de la presente juventud y añoranza de la pasada, sea otra
receta de las que se exponen en la “Cocina de Arguiñano”. Eso
sí, como no tengo “tuit”, prometo no saetear a nadie.
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