Iguazú: Patrimonio de la Humanidad

miércoles, 11 de febrero de 2015

COSAS QUE CHIRRÍAN

Lo hace una puerta y una ventana o, mejor dicho, las bisagras que las sujetan al marco y sirven para que aquéllas se abran y cierren. Pero es algo que un buen lubricante soluciona sin problemas. Cantan los ejes de Atahualpa Yupanqui por que no los quiere engrasar. Cruje una silla, una mesa o un armario cuando su resistencia esta a punto de vencerse y romper. Pero no, no me voy a referir al efecto de la corrosión sobre los cuerpos ni el deterioro que éstos sufren ante sus inclemencias.
Hay cosas más importantes, infinitamente más, por ejemplo, la actividad política o de algunos políticos. Si ya resulta grotesca, de por sí, su aptitud y actitud en el día a día, más aún nos debe molestar cuando conocemos semeyas que aportan datos como los de la Red Europea contra la Pobreza, Desigualdad y Exclusión que han dejado a España, una vez más, y ya son muchas, “con el culo al aire”. A saber:
Casi trece millones de españoles – más del 27 % de la población – en riesgo de exclusión, de los cuales diez millones se encuentran por debajo del umbral de la pobreza, tres millones en pobreza grave, lo que se llama eufemísticamente severa falta de recursos y otros cinco en exclusión social. A estos números hay que adosarles que, según Cáritas, un 34,3% vive en condiciones de clara vulnerabilidad. Por si esto nos parece poco doloroso, sabed que el 33,4% de los niños españoles está en grave riesgo de exclusión. “¿ Pa que seguir, no...?”
Y que decir si este informe se cruza con otros de bancos suizos referidos a ciudadanos del mundo que han aprovechado las mejores estratagemas de la muy innoble, aunque artística, contabilidad imaginativa. En este campo somos la duodécima potencia del mundo – en algo hay que destacar - con más de 2700 compatriotas alimentando las arcas de las entidades financieras del país del chocolate, Heidi, los Alpes y su flor de edelweiss.
Desigualdad manifiesta y creciente que arrasa con la clase media y así, a un lado los anónimos anteriores y al otro las tarjetas black, las dietas, los regalos... y allá en su frente no el Estambul de Espronceda sino la reingeniería contable de la casta Casa Real que mantiene el mismo montante global de presupuesto que en el 2014 aunque Felipe, el sexto, se haya bajado el sueldo y Cristina ya no sea miembro de derecho real, pero claro como el viejo Rey Juan Carlos cobra más que lo que rentaba el Príncipe anterior así se reequilibra la balanza.
Y ante tan dantesco panorama, los ciudadanos de esta país quedamos anonadados, más que boquiabiertos por las banales, antiestéticas y estériles dialécticas esgrimidas por nuestros representantes para solucionar el grave problema estructural en que sobrevivimos. ¿Para que reproducirlos en estas líneas? Me parece una pérdida de tiempo, papel y tinta, a la vez que mal gusto por eso os dispensaré de leer tales disquisiciones. Solo decir que no entiendo como en el meollo de la cuestión, en pleno festín de los galgos y los podencos, cuándo a la espada que pende sobre Damocles ya se le están deshilachando todas las hebras de las que pende, cuándo el lobo ya se ha zampado a la abuela de Caperucita a nuestros políticos solo se les ocurre lanzar dardos y salvas para destapar los corruptos, siempre presuntos, que habitan en las filas de la otra vía, la de enfrente mientras que en la propia cuecen “fabes a calderaes”. O cómo en una especie de paroxismo, casi orgasmo sexual, onanismo institucional se relamen maquillando datos macroeconómicos a su antojo. Dios mío como se puede suponer que se crean empleos estables cuando todos los informes del INEM, de la EPA o del INE demuestran que se gestiona un alta laboral para quien trabaja pingües horas semanales. Prometer hasta meter y después de metido nada de lo prometido, que decían las güelas de antaño tan curtidas ellas, sus cueros y sus almas por la pirámide conspicua del franquismo. 
Algunos osan dictar doctrina y de la necesidad intentan hacer virtud recomendando a nuestros jóvenes, casi obligándoles, a emigrar a otras tierras para trabajar y hacerse adultos, cuando deberían reconocer su fracaso y “ponerse las pilas” para conseguir que no siga la sangría de cerebros, capital humano cualificado que se nos está escapando entre los dedos y del que se aprovechan, a bajo precio, en otros países como por ejemplo la tierra de la diosa Merkel.

  Metrosexuales de la política; “y tú más”. Titiriteros del absurdo en debates sin salsa ni sustancia; “y tú más”. Líderes almidonados vacíos de convicción; “y tu más”. Diestros en el postureo, en la distancia, bustos parlantes al dictado de guionistas que no sirvieron ni dieron la talla en las series mas rancias de las cadenas patrias; “y tú más”. Amantes y compañeros ocasionales de quienes disgustan; “y tú más”