Solo un recuerdo a la masacre de un millón de personas en Ruanda. La miseria del hombre contra si mismo. Algo que fue permitido por los países que podrían haberlo evitado . Y una desgraciada página en la Historia reciente que nunca debe volver a ocurrir.
Desgraciadamente, como el canto de las sirenas, matar, asesinar y eliminar al distinto es algo que seduce al hombre, en demasía. Ni leyes, ni Reglamentos internacionales pueden evitar la falta de respeto hacia oos demás.