Iguazú: Patrimonio de la Humanidad

lunes, 10 de junio de 2013

UN PERTIGUISTA EN LAS CUMBRES

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Un día cualquiera por la mañana, en la vida de este que os escribe, comienza con un desayuno, en volandas, y tras él las primeras noticias en la tele, oídas más que vistas y cuasiformes, atragantadas. Luego, veinte minutos de coche y otros diez más para apurar un café y leer la prensa fresca del día pero ajada de malas nuevas por la madre de todas las crisis o los miles de corruptos que supuestamente despilfarran los bienes ajenos impunemente, algo que suena siempre a lo mismo. Pero un jueves, de hace unas semanas, una foto de cabecera en La Nueva España me hizo saltar de júbilo, se rompieron muchos de los encantamientos que impedían abrirse el día. A su pie, unas letras gordas decían que un médico asturiano había culminado su treceavo “ochomil”. El Dr. Egocheaga, alpinista Jorge Egocheaga, es para mi y todos los que tuvimos el honor de vestir la camiseta verde y el pantalón negro del equipo de atletismo de la Universidad de Oviedo, durante los años ochenta y noventa, a la ódenes de Pepe Teverga, Manuel Lafuente y Raúl Fidalgo, el pertiguista Jorgín; un fenómeno que volaba por encima de los cuatro metros cuando nadie se atrevía a empuñar una pértiga, y mucho menos correr con ella pegada al cuerpo, en Asturies. Ni me atrevo a hablar de la calidad humana de Jorge, porque me quedaría corto ponderándolo; de hecho cientos de miles de enlaces aparecen en internet en referencia a sus cimas, triunfos y lo más importante, aunque sé que él no lo va a reconocer, sus rescates a cordadas de compañeros en peligro de muerte, poniendo, para ello, su vida en juego.
Salté rápidamente al interior del diario y devoré toda la columna. Allí brillaba su última hazaña, que iba más allá de hollar la cima del Dhaulagiri, porque una vez más se había aplicado al rescate de un compañero, Juanjo Garra, en esta ocasión, tristemente fallecido días después de un accidente. Despojándose de todo egoísmo, con un dedo dislocado y sin concluir el obligado proceso de aclimatación no vaciló, ni un instante, en montarse en un helicóptero perpetrado de auxilios para salvar a Juanjo. Seguidamente, no dudó en calificar de héroes a quienes le acompañaron o al sherpa que se mantuvo con el accidentado hasta el final, sin dar la menor importancia a su propia gesta. Y eso, amigo Jorge, no es de un “tío” antisocial, como te sueles calificar ante la prensa. Eres de los grandes, compañero, de los que valen la pena, coño. Un ejemplo que deberían seguir muchos de los que se consideran o pretenden importantes en esta región, nación, Unión Europea ...planeta tierra en que vivimos y se esfuerzan, como dicen, por hacernos las cosas mejor.
Eres alguien que debería ser referencia para los jóvenes, como aquellos cuyas cabezas atiborramos de datos ideas, conceptos, por ser embriones del mañana y que nos “sufrieron” el año que coincidimos en el Equipo de Docentes de Educación Social. Modelo de vida, sin duda, carente de nepotismo y despóticas aspiraciones por prevalecer acaudalando “pasta”, más allá de la razón o en en corazón de las doctrinas caníbales del imperio Neocon.
Por tu hazaña, y aunque para algunos Heri siga escribiendo sobre las mismas tonterías de siempre, o cuándo alguna noticia, como la tuya de aquel jueves, se cruza en mi camino se me cargan las pilas y el “Pepito Grillo” que llevo dentro se pone a cantar alegremente. Y pienso que más allá de los catorce “ochomiles” y los records de ascensión están tus obras, verdades con renglones torcidos que vas acaudalando en la vida, como los buenos amigos. Y sé Jorge, que esto a ti también es lo que verdaderamente te importa. Porque, aunque algunos crean que calzarse una corbata, perpetrado tras un traje de Adorfo Do-Mingues o Pierre Cardín, es lo que “mola” - ni te digo ya, si pilotas un “yaguar” o un “hayga”, móvil de última generación en mano-, la esencia del Ser Humano es, sin duda, la razón que dan las grandes obras. Y ahí queda eso, “pa quién-y pueda interesar” o en su defecto “prestar”

Heri Gutiérrez García
El gran Jorge en dos aspectos de su vida.