Iguazú: Patrimonio de la Humanidad

martes, 14 de octubre de 2014

Tarjetas Black...En la otra orilla; la del 0,01%

Según estudios realizados por prestigiosos investigadores del Sistema Financiero, en el mundo son beneficiarios de las tarjetas black solo un 0,01 % de la población. Para que nos entendamos tod@s son los "amos del planeta", del país o nación e Institución que se las otorga. Parece ser que en la mayor parte de los casos es el propio banco, caja o intermediario financiero quien debe hacerse cargo de las cotizaciones de sus dueños a la Hacienda del país para evitar que aquéllos incurran en un delito fiscal. Hasta ahí muy bien, tod@s desearíamos poseer una, porque implicaría ser poderosos como un tiburón blanco en el atolón de las Aleutianas, como un león en la sabana o como cualquier depredador en lo más alto de la cadena alimenticia.
Su esencia es la de servir como artilugio que permite a sus poseedores hacer frente a los gastos de representación de una empresa cualquiera...Y como tal deben formar parte de la Declaración de Hacienda de quien la tenga y le de uso.
La duda, que cuanto menos ofende, surge porque en los casos patrios algunos "afortunados" representantes de diversos partidos políticos y sindicatos, independientemente de que hayan tributado o no en primera persona, o mediante la intermediación de la jurídica de la Caja o Banco que se las otorgaba, han cargado operaciones personales de distinta índole; a saber: compra del día en la tienda de la esquina, copas diversas en pubs de lujo, o no tanto, adquisición de lencería, tabaco y hasta servicios de masaje, supongo que con "final feliz" para que sea más placentero...Y todo coincidiendo con el periodo de las "preferentes", garduñas que mordían y desgarraban la carne de los incautos que cayeron en sus fauces. 
Y ¿ahora qué...?Algunos de los nominados a la ignominia de sus compatriotas por lo "cutre" de su actuación dicen que sus parámetros de consumo no habían cambiado y eran los mismos que antes de poseer ese pedazo de oro negro, en forma de cartulina de plástico. Y quizás tengan razón o no, porque el cerebro parchea la memoria de cada uno a su gusto y puedes creer que corriste la final de los cien metros de los JJOO de Londres, cuando no llegaste ni a semis. Así, abstrayéndonos de los hábitos de consumo, no podemos hacer lo mismo con los de prepotencia de ciertos "politicuelos" de tres al cuarto que sacaban pecho por encima de sus lustrosas panzas, adornados de corbatas "made in black", risueños de perillas bien perfiladas en tonos plateados y frentes más o menos despejadas que alardeaban de ser los gurús la nueva economía, glosaban cuál aedos de las políticas de ajuste sobre la base salarial más desfavorecida y mientras se reían de nosotros...
Pero claro como este país es el de la picaresca, cambiamos de latitud y de ideología política y albricias, prodigios del mal, aparecen acá y allá representantes variopintos del absurdo, aduladores del becerro de oro en las catacumbas secretas de sus desvergüenzas; y olé... Sus güevos y ovarios.
Fuente Documental: Cinco Días, El País y El Mundo



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