Con trazo firme y decidido, el propio de quien tiene la razón
frente a los necios, comparaba la actual labor docente en Espanera,
más en la órbita de la mastodóntica burocracia y negada ante la
necesaria capacitación del alumnado, con la ágil escuela de
nuestros vecinos nórdicos. Allí, por ejemplo en Noruega, en solo
una generación, se logró reducir un fracaso escolar absoluto,
pintado cual cuadro abstracto, con unos datos que asustarían al más
pasmado, por terroríficos, y que superaban el noventa por cien del
alumnado. Y desde aquella atrocidad palmaria, propia del tercer
mundo, con el esfuerzo conjunto de todos los agentes implicados, se
logró reducir la pandemia de abandono escolar hasta los niveles
presentes que están muy por debajo del diez por ciento. Y ¿ Cómo
lo lograron? ¿ Cuál fue la piedra filosofal…? ¿ Qué bálsamo de
Fierabrás…? ¿Regalaron caramelos por ir a clase? O ¿se
conjuraron todos para jugar las runas y elevar las plegarias a Odín?.
No, por contra, todo fue consecuencia de una valiente política que
dio valor a los escasos mimbres que se tenían. Se logró hacer
converger a lo mejores alumnos de cada promoción con los
profesionales más entusiastas, empáticos y asertivos, para que
década tras añada se generara una educación de calidad capaz de
retroalimentarse como si se tratara del plan estratégico de
cualquier empresa líder en su mercado. Algo que garantiza el éxito,
o al menos muestra el camino hacia lo que interesa en este ámbito,
una Enseñanza de calidad. Y eso, pese a quién pese, aplasta la
tozudez de los que creen que la Educación no es cuestión del
Estado. Lo es y casi me atrevería a decir que de honor. Es éste el
encargado de crear instrumentos para lograr los objetivos de
excelencia, motivación y éxito del alumno, pero también sin
olvidarse del profesor y de todos los miembros de la Comunidad
Educativa del país porque son recursos disponibles y escasos. Todo
lo demás pinta poco más que un montón de caca del olor nauseabundo
que no llena ni a las huestes afines al gobierno que las genera y
que además ni siquiera sirve como abono para el cultivo. Batallas
siempre baladís sobre la necesidad o no de impartir asignaturas en
primaria, en la lengua de Shakespeare, que solo sirven para que los
alumnos sean visitados por un par de profes en cada materia; sobre la
incrustación de la religión en el Proyecto Curricular, cuando
estamos en un Estado laico, al menos supuestamente. Otra cosa, bien
distinta, sería dar Historia de las Religiones porque todas ellas
forman parte de las Culturas humanas. La gran atrocidad de pretender
eliminar o reducir horas de docencia en Matemáticas, Lengua
Española, Historia o Filosofía porque los alumnos tienen horarios
“cargados”. Y un paso más allá, pretender eliminar los
“deberes” porque los niños no son felices. ¿ Cuántos de
nosotros no debimos quedarnos una o varias tardes en casa por los
“homework”…? ¿Tan mal salimos…? Permitidme que lo dude.
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