Lo hace una puerta y una ventana o, mejor dicho, las bisagras que
las sujetan al marco y sirven para que aquéllas se abran y cierren.
Pero es algo que un buen lubricante soluciona sin problemas. Cantan
los ejes de Atahualpa Yupanqui por que no los quiere engrasar. Cruje
una silla, una mesa o un armario cuando su resistencia esta a punto
de vencerse y romper. Pero no, no me voy a referir al efecto de la
corrosión sobre los cuerpos ni el deterioro que éstos sufren ante
sus inclemencias.
Hay cosas más importantes, infinitamente más, por ejemplo, la
actividad política o de algunos políticos. Si ya resulta grotesca,
de por sí, su aptitud y actitud en el día a día, más aún nos
debe molestar cuando conocemos semeyas que aportan datos como los de
la Red Europea contra la Pobreza, Desigualdad y Exclusión que han
dejado a España, una vez más, y ya son muchas, “con el culo al
aire”. A saber:
Casi trece millones de españoles – más del 27 % de la población
– en riesgo de exclusión, de los cuales diez millones se
encuentran por debajo del umbral de la pobreza, tres millones en
pobreza grave, lo que se llama eufemísticamente severa falta de
recursos y otros cinco en exclusión social. A estos números hay
que adosarles que, según Cáritas, un 34,3% vive en condiciones de
clara vulnerabilidad. Por si esto nos parece poco doloroso, sabed que
el 33,4% de los niños españoles está en grave riesgo de exclusión.
“¿ Pa que seguir, no...?”
Y que decir si este informe se cruza con otros de bancos suizos
referidos a ciudadanos del mundo que han aprovechado las mejores
estratagemas de la muy innoble, aunque artística, contabilidad
imaginativa. En este campo somos la duodécima potencia del mundo –
en algo hay que destacar - con más de 2700 compatriotas alimentando
las arcas de las entidades financieras del país del chocolate,
Heidi, los Alpes y su flor de edelweiss.
Desigualdad manifiesta y creciente que arrasa con la clase media y
así, a un lado los anónimos anteriores y al otro las tarjetas
black, las dietas, los regalos... y allá en su frente no el
Estambul de Espronceda sino la reingeniería contable de la casta
Casa Real que mantiene el mismo montante global de presupuesto que en
el 2014 aunque Felipe, el sexto, se haya bajado el sueldo y Cristina
ya no sea miembro de derecho real, pero claro como el viejo Rey Juan
Carlos cobra más que lo que rentaba el Príncipe anterior así se
reequilibra la balanza.
Y ante tan dantesco panorama, los ciudadanos de esta país quedamos
anonadados, más que boquiabiertos por las banales, antiestéticas y
estériles dialécticas esgrimidas por nuestros representantes para
solucionar el grave problema estructural en que sobrevivimos. ¿Para
que reproducirlos en estas líneas? Me parece una pérdida de tiempo,
papel y tinta, a la vez que mal gusto por eso os dispensaré de leer
tales disquisiciones. Solo decir que no entiendo como en el meollo de
la cuestión, en pleno festín de los galgos y los podencos, cuándo
a la espada que pende sobre Damocles ya se le están deshilachando
todas las hebras de las que pende, cuándo el lobo ya se ha zampado a
la abuela de Caperucita a nuestros políticos solo se les ocurre
lanzar dardos y salvas para destapar los corruptos, siempre
presuntos, que habitan en las filas de la otra vía, la de enfrente
mientras que en la propia cuecen “fabes a calderaes”. O cómo en
una especie de paroxismo, casi orgasmo sexual, onanismo institucional
se relamen maquillando datos macroeconómicos a su antojo. Dios mío
como se puede suponer que se crean empleos estables cuando todos los
informes del INEM, de la EPA o del INE demuestran que se gestiona un
alta laboral para quien trabaja pingües horas semanales. Prometer
hasta meter y después de metido nada de lo prometido, que decían
las güelas de antaño tan curtidas ellas, sus cueros y sus almas por
la pirámide conspicua del franquismo.
Algunos osan dictar doctrina y de la necesidad
intentan hacer virtud recomendando a nuestros jóvenes, casi
obligándoles, a emigrar a otras tierras para trabajar y hacerse
adultos, cuando deberían reconocer su fracaso y “ponerse las
pilas” para conseguir que no siga la sangría de cerebros, capital
humano cualificado que se nos está escapando entre los dedos y del
que se aprovechan, a bajo precio, en otros países como por ejemplo
la tierra de la diosa Merkel.
Metrosexuales de la política; “y tú más”. Titiriteros del
absurdo en debates sin salsa ni sustancia; “y tú más”. Líderes
almidonados vacíos de convicción; “y tu más”. Diestros en el
postureo, en la distancia, bustos parlantes al dictado de guionistas
que no sirvieron ni dieron la talla en las series mas rancias de las
cadenas patrias; “y tú más”. Amantes y compañeros ocasionales
de quienes disgustan; “y tú más”
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