viernes, 21 de enero de 2022

LOS POLÍTICOS, EL ESTADO DEL BIENESTAR Y EL WORKFARISMO

 

El Estado del Bienestar es un modelo político económico y social en el que el Gobierno ayuda a la Sociedad a cubrir las necesidades de sus ciudadanos. De esta forma, y si la actuación política es eficiente, se evitan abusos de poder por parte de oligopolios, holdings y otros similares. Así dicho, parecería una utopía inalcanzable en la actualidad pese a que bellos bustos parlantes nos quieran narcotizar con sus mantras. “Todo va bien”, “Nade se quedará atrás”, “Vamos a reducir la pobreza”, “Somos la alternativa a los filoetarras”, “Comunismo o Libertad” y otros más, a babor y estribor, que distan mucho del originario Om Mani Padme Hum” del Budismo.

Según antropólogos como Karl Polanyi, el Estado del Bienestar nace en la Alemania de Bismark, con seguros de enfermedad en 1883, un régimen de accidentes industriales en 1884 y un seguro de vejez e invalidez en 1889. Pero ya anteriormente, durante el Estado Prusiano, se había empezado a luchar contra la pobreza y en favor del seguro social. Incluso antes, en 1536 podemos considerar como su origen las “Leyes de Pobres” en Inglaterra y Gales. Cómo veis, no hablamos precisamente de anteayer. Sí la Historia recoge esta realidad; ¿por qué en la actualidad triunfan modelos como el workfare de los USA?. Pues sencillo; porque precisamente, en ellos, se culpa a las personas de lo que les ocurre y así el Estado se puede lavar las manos y dedicar sus recursos a “invertir” en aquello que les sea más rentable.

Un Gobierno realmente social, que no socialdemócrata, (recordad que el PSOE sacrificó su identidad Marxista en Suresnes) sería aquél que potencia varios campos, a saber:

Sanidad, más personal médico, instrumental y equipamientos. Y ya veis lo que ocurre en España, pese a que el mantra diga “Tenemos la mejor sanidad del mundo”. Qué se lo pregunten a los profesionales - que sí son los realmente competentes- o a los pacientes y sus familias en la pandemia. ¿Por qué emigran los jóvenes sanitarios hacia el norte de Europa?. Por cierto, el workfare estatal aquí es muy peligroso porque culpa al enfermo de su padecer, mientras por otro lado se vocea “todo esta superado”, “tenemos que vernos las caras y las sonrisas” o “vivir a la madrileña”. Y “zasca” la sexta ola.

La Educación, monta tanto que en el caso anterior. Los “profes” estamos hartos de tener que cumplir con Leyes de Educación cada vez peores. Porque nos damos cuenta que de la óptima formación de nuestros alumnos depende el futuro del país. Y eso, precisamente, hace mucho tiempo que no importa, porque cuanto más endeble sea la formación de las personas más fácil se asumen los mantras. ¿Qué me decís de la gestión de la pandemia y su mantra “los centros educativos son lugares seguros”?. No me puedo creer la gente se lo pudiera tragar. La realidad, veinticinco – más menos dos – alumnos por clase y un profe en treinta metros cuadrados. Y nuevamente con la sexta ola el “workfarismo” dirá que los profes se quedan de baja por que no quieren ir a trabajar cuando caen “puchereros” por ómicron o que los alumnos buscan pirar clase, como Bart Simpsom.

Finalmente, la cobertura social queda también vilipendiada por el “workfarismo” con mantras siniestros como “quienes reciben ayuda son unos vagos que no quieren trabajar” o “un “mena”, varios miles de euros, tu abuela 500”.Triste, porque podríamos decirle a quien los recita que deje su sueldo público y viva con la ayuda a minorías o familias en exclusión. Luego, cuando llega la chapa y pintura, para la galería y los votos, se aplican mal las políticas compensatorias y te encuentras con personas a las que se las multa por supuestos errores administrativos o que ven incrementada su carga en el IRPF del curso siguiente porque la ayuda le hace saltar de peldaño contributivo.

Un secreto de familia: Hace más de treinta años, uno de los mejores economistas españoles recientes, por cierto, nacido en El Entrego; Economista del Estado, profesor de la Uni de Oviedo y la UNED, al que dudo que alguno de los que venimos detrás le podamos dar sombra a la altura del aquileo, le había dicho a mis padres, en confianza por la amistad que les unía, algo que a un mocoso como yo, por aquélla, me heló la sangre: “En España vamos a quedar para trabajar el tercer sector, concretamente la hostelería… Y en Asturias “pa facer cuchillos y navayes”, no hay otra. Y eso viene de Europa”. Por desgracia ninguno de los tres está aquí para ver cuan cierto era aquel vaticinio.

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