Cuarenta años después y tras cruzadas continuas en Tierra Santa,
bajo el auspicio de sucesivos presidentes del imperio – cierto es
que los republicanos aman más las armas que los demócratas -, y
como si el tiempo no hubiera transcurrido, un nuevo señor de la
guerra aparece en escena. Alzado por el clamor popular de los USA, un
racista, xenófobo, homófobo y machista en extremo, entrará en el
próximo enero en la Casa Blanca. Y por si fueran estas, pocas, las
cartas de presentación, en su alforja electoral muestra un nulo
respeto por el Ser Humano y la casa que le cobija, la Tierra, el
planeta ya menos azul, por lleno de mierda. Incrédulo, como el primo
de Rajoy, de la existencia de un cambio climático que nos vaya a
hacer mutar a todos, cual salamandras, en zombies putrefactos
sedientos de carne humana, al modo de los caminantes de “The
walking dead”. Suma y sigue, porque lo supongo miembro, seguro
honorífico, del “club del rifle”, así que legislará para que
puedan portar armas hasta los infantes y escolines en las guarderías.
Y la guinda, la política estrella en su mandato, para reactivar la
economía yankee, es elevar el gasto militar, con Obama en torno al
2,8% de su PIB – muy superior al de nuestra aldea Española -,
hasta casi el 6%. Y eso son miles de millones de dólares, amigos.
No hace falta ser experto en lenguaje no verbal para deducir que
esto llevará a una nueva cruzada en Oriente, más que nada para
luego reconstruir los países asolados, sus yacimientos petrolíferos
y oleoductos consecuentes. Al módico precio de una bota, yankee
claro está, sobre la cabeza de la población autóctona y
supervisión - formación por parte de la CIA del nuevo ejército
nacional tras la reconstrucción. ¿A qué os suena?...Ya, ya…! Lo
sé. No tan bien como las canciones de la Creedence, por cierto.
Pero el juego de Trump va más allá porque, como la del lagarto, su
cola es larga y afectará en su reflujo a muchos otros países.
Veréis, veréis, sentaros y esperar que os cuente...Un conflicto en
“Petrolandia” reducirá la oferta de crudo y consecuentemente
subirá el precio del barril Brent muy por encima de los cincuenta
dólares que los “iluminati” de nuestro gobierno estimaron como
precio para el envase unitario de oro negro en la partida
correspondiente a gastos en energía de los Presupuestos Generales
del Estado español, para el bienio 2017 - 2019. Y con la cuenta de
la vieja, sabiendo que nuestro consumo diario está en 1.300.000
barriles por día, os voy a contar una de miedo. Según los chicos
del Ministerio de Economía, el montante total anual resultaría de
multiplicar 50 $ por el consumo diario y año. En total
23.725.000.000 $.
Ahora bien, o mal, si el desfase, por mor de Donald, la OPEP o
Sampedro bendito, se produce y el barril llega a 60 $ - recordad
tiempos en los que coqueteó y superó los 70 $ -, la broma saldría
por 13 millones de $ al día, de más, claro... Algo así como 4.755
milloncejos al año por encima de lo estimado por los sabios patrios.
Y en una moneda, el dolar, que se está apreciando frente al euro lo
que nos hará el bocado más atragantado e indigesto.
Pero, no pasa nada, nunca pasa nada. ¿Qué problema hay?. Nuestro
gobierno y los que pacten estos presupuestos están para hacernos la
vida feliz y llevadera. Todo se compensará con subidas de impuestos
a modo de promesas de amor incumplidas y nuevos hachazos en la caja
de pensiones. Bueno, entendedme, si es que en ese momento aún dura.
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