Os habrá resultado extraño que un grupo de franceses, en su mayor parte, aunque también otros nativos de la zona, se encerrasen la tarde del viernes y la mañana del sábado, en ambos casos soleadas, para hablar de...¿Qué rayos qué...? en vez de ir a tomar sidra, "qué ye la época..." Y con razón, "pa cuatro diés de solaz que tenemus n'esti valle..."
Pues os cuento, porque yo he sido unos de esos "llocus". Lo que se ha pretendido, que no es poco, es dar usos nuevos y novedosos a los entornos geográficos ubicados en territorio comanche, los activos ociosos de la minería y siderurgia local, antaño boyante y hoy por mor de la U.E. cuasi ruinas sin valor efectivo aunque sí emocional para los que nacimos y crecimos en ellas - y que os voy a decir de los que ya forman parte de la tierra en que las mismas estructuras se clavan-. Es lo que se conoce como dar valor al Patrimonio Industrial, para conseguir generar nuevas actividades económicas que permitan empastar un poco los dientes mellados por la Historia y remozar la esperanza y expectativas de de vida de los que vienen después.
El organizador del evento, el dibujante blimeino, Alfonso Zapico - decir algo de él me llevaría tres entradas en el blog y me quedaría corto,aún - me invitó a formar parte del público asistente a las ponencias la tarde del viernes y a integrar uno de los grupos multidisciplinares de trabajo, la mañana del sábado. Nunca se lo agradeceré lo suficiente. Aunque mi "fichaje"obró por ser primigeniamente economista, creo que mi humilde aportación fue más importante por la posterior como Antropólogo. Y gracias a ésta, mi disfrute fue mayor, si cabe.
Maison des Auteurs d'Angulema |
Festival anual del cómic |
Pero no todo se centró en este ejemplo, se presentaron los proyectos desarrollados en París, en entornos antaño tan lúgubres como las caballerizas y depósito de carruajes mortuorios de la villa durante el SXIX. o también la obrada sobre una antigua cárcel, habitáculo pre- decapitación de Luís XVI, que primero había sido una fábrica de balas y armamento del ejército. Ambos cuerpos estructurales - edificios físicos - habían mutado en entornos culturales distintos al que recrearon en su origen y los ciudadanos se había apropiado legítimamente de sus espacios como zonas de expresión cultural a través de todo tipo de arte. Por ahí iban las ponencias de Pili Muñoz, Pierre - Lauren Daurés, Yannick Consell y Veronique Bellin.
A mi me resultó muy interesante la aportación de Sergio Aquindo, un argentino que comparte "exilio" y vida nueva como Alfonso, en esas tierras del cómic. Él expresa el cambio que sobre los ciudadanos ha significado la modificación de los "entornos del alma", a través de "La Guía Imaginaria de Dranzy", elaborada por escolinos en edad de la ESO española. Así descubrió que las imágenes vividas se pueden transformar, crear, recrear, construir y reconstruir a partir de la simple modificación o remodelación del entorno físico. Tan sencillo como entender que, con esa modificación se generan sinergias inexistentes hasta ese momento que dan valor añadido nuevo a la vida de las personas, sus usos y costumbres. Porque el entorno vivido y pensado, aunque nosotros los humanos somos los culpables de su existencia, también nos influye o modifica. Solo sabed que Drancy era la ciudad, situada en el cinturón metropolitano de París, donde los judíos eran "aparcados y almacenados" en espera de terminar con sus huesos en los campos de exterminio y que de esta función los ciudadanos más jóvenes se han olvidado, afortunadamente ya no obra en su memoria. Ellos se identifican con las bibliotecas, los campos de deporte, el puente que sirve de nexo y unión con la villa...
Y todo ello, en la tarde de un viernes. El sábado los grupos multitrabajo intentamos crear redes de asociación para dar vida a esta idea en el corazón de nuestra tierra. Ahí queda eso, tarea larga y difícil que es de tod@s los que en ella moramos. Porque capacidad debemos tener, al menos como el valor a los que hicisteis la mili se supone.
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